lunes, 4 de noviembre de 2013

Yonkis del dinero

La comida de tantos recorre mesas, bolsillos y sobres de quienes tienen en su mano el que podría ser El Cambio. Pero esto no es interesante, la anteposición del propio beneficio ante el de tantos otros , la hipocresía de trajes andantes , apariencias perfectas , esqueletos carcomidos llenos de gusanos, escoria y necesidad, mas ellos que ninguno, son tapados por perfectos trajes de hilo con bordados excelentes y bolsillos espaciosos, un corte espectacular, eso es lo que de verdad interesa.


No todos son esqueletos ni carne mugrienta, existe , aunque no se piense, personas que anteponen su dignidad y la necesidad de hacer el trabajo bien hecho a la avaricia y el tener más sin fin preciso. Esta minoría sufre un tremendo dilema moral que les impone luchar con las débiles, en apariencia, pero agresivas armas morales y derrotar a las punzantes y tan dañinas armas negras. Pero la gloria de la minoría no es la que se le debería ofrecer. En vez de banquetes de abundante alabanza y exaltación de su persona se le ridiculiza por “no hacer lo que todos habríamos hecho”.  Ese es el problema, la concienciación popular de lo que de verdad todos deberíamos haber hecho. Esto empieza en colegios e institutos donde la moral brilla por su ausencia pero ahora no es el momento de todo esto.

El foco infectado del pus negro del egoísmo son las instituciones que tienen controladas las cabezas de sus palomas mensajeras para que no se cuestionen lo que de verdad están haciendo, que no es, como piensan, simplemente volar hasta entregar la mercancía impoluta a su destinatario. Son culpables como cada uno de los operarios de este proceso en cadena, de cada infinitésima cantidad que remunera a los interesados. El fin de esta relación empresario-político es uno de los ladrillos nuevos que hay que colocar para renovar este edificio que tiene habitaciones para demoler y otras simplemente para renovar.

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